Existen numerosos manuscritos de composiciones musicales religiosas en español -denominados “tonos a lo divino” o “villancicos”- pertenecientes a la primera mitad del siglo XVII, pero de ese periodo se conservan muy pocos ejemplos de las obras profanas -denominadas ”tonos humanos”. Una excepción notable es el Cancionero de la Sablonara, en la que el copista principal de la Capilla Real española, Claudio de la Sablonara, compiló 75 de las composiciones de mayor calidad y aceptación en la Corte como regalo para el noble alemán Wolfgang Wilhelm, que entre octubre de 1624 y mayo de 1625 visitó Madrid y quedó prendado de la música que allí se interpretaba.

“Wilhelm llevó ese manuscrito consigo en su viaje de vuelta y se conserva en la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich”, explica Rocío de Frutos. “Gracias a esta circunstancia hemos podido rescatar esta muestra tan representativa de la música de ese periodo, pues más o menos un siglo después, el Palacio Real, donde es probable que se conservaran mucha de esas piezas, fue pasto de las llamas”.

El disco doble que ahora se presenta bajo el título de Cancionero Sablonara incluye 22 obras de 8 autores. “Teniendo en cuenta que la compilación original reúne 75 temas de 11 autores, pensamos que hemos logrado una selección razonablemente representativa: casi un tercio de los tonos humanos y casi todos los compositores”, señala la soprano sevillana.

Por el disco desfilan los principales músicos de la Corte: Mateo Romero -nacido en Flandes bajo el nombre de Mathieu Rosmarin, y que llegó a ser maestro de capilla-, Juan Blas de Castro, Juan Pujol, Miguel de Arizo… Además, sus partituras se despliegan sobre letras de autores clave del Siglo de Oro español y en el disco aparecen piezas como Entre dos mansos arroyos (Mateo Romero sobre un texto de Lope de Vega), La morena que yo adoro (Gabriel Díaz, con texto de Francisco de Quevedo) y otras que recurren a Luis de Góngora.

“Los textos del cancionero siguen una corriente naturalista que empieza ya a finales del siglo XVI y que se separa del estilo erudito y sofisticado para recuperar el gusto por los temas más bucólicos y pastoriles, muy pegados a lo natural, lo lírico, el amor…, a veces incluso con una dosis de ironía”, detalla De Frutos.

Manuel Vilas destaca otro de los valores del disco: los textos de los poemas se cantan siempre en su totalidad, lo que permite al oyente comprender la historia que se narra en ellos. “En los tonos humanos el texto es vital y por eso lo hemos incluido íntegro, tal cual aparecen en el manuscrito. Si no lo hubiéramos hecho así, habríamos traicionado el espíritu de la obra”.

De la mayoría de las piezas recogidas en el disco ahora publicado por IBS Classical no existe ninguna versión grabada en el mundo, lo que realza su valor. Como subraya Manuel Vilas, “el tono humano es uno de los géneros más desconocidos del barroco español”, pues en el impulso que ha conocido la recuperación de la música histórica en las últimas décadas “se había quedado como el patito feo”.

El disco que ha propiciado la Beca Leonardo compensa este déficit a base de un intenso trabajo de investigación musical que se ha plasmado en dos horas de la mejor música de ese periodo. “Hay que romper una lanza por este repertorio que, además y por nuestra experiencia en concierto, sabemos que tiene una llegada muy fácil al oyente, pues no requiere de una formación previa especial para su disfrute”, concluye De Frutos.

Además del concierto en Espacio Turina, en Sevilla, que tendrá lugar el próximo 23 de febrero, el disco se presentará en Madrid el 3 de marzo: será en el Ambigú del Teatro de la Zarzuela a las 19.30 horas.