FIRMA INVITADA
Personajes históricos que resuenan en nuestro presente
Raquel García-Tomás (Barcelona, 1984) es compositora, especializada en creación interdisciplinar, doctorada en el Royal College of Music de Londres. Recientemente ha estrenado la obra Ceci n’est pas un valse con la Real Filharmonía de Galicia, donde actualmente es compositora en residencia. Durante la temporada 2024/25 es también compositora invitada en el Palau de la Música Catalana.
28 noviembre, 2024
Recientemente, desde la Fundación BBVA se me sugirió reflexionar sobre “el proceso creativo operístico partiendo de personajes históricos”. La propuesta me pareció muy estimulante, ya que, a pesar de haber escrito Alexina B., una ópera basada en una historia real que sucedió en Francia en el siglo XIX y de tener por delante la creación de un nuevo proyecto sobre Hildegarda de Bingen, nunca antes había realizado el ejercicio de reflexionar por escrito sobre qué me lleva, recientemente, a interesarme por historias del pasado.
De hecho, antes de continuar, considero importante señalar que mi interés como creadora no se centra tanto en la Historia y sus personajes canónicos, sino en descubrir realidades pasadas desconocidas, silenciadas o invisibilizadas que quedaron al margen de los relatos dominantes. Me atraen porque hacen tambalear mi propia concepción del pasado, me ayudan a ampliar mis miras y a proyectar un futuro distinto y siento que el hecho de componer a partir de esos relatos puede crear un efecto parecido en parte del público y, en el mejor de los casos, generar nuevos referentes.
A día de hoy, muchos somos conscientes de que, durante siglos, las narrativas dominantes han privilegiado una visión occidental y heteropatriarcal de la historia, excluyendo a quienes no cumplían con las expectativas hegemónicas o a quienes representaban una amenaza para el statu quo. La creciente sensibilidad social por visibilizar estas figuras, ha propiciado que se popularicen historias como la de Hedy Lamarr, inventora de un sistema precursor del Wi-Fi cuya faceta científica fue eclipsada por su imagen como actriz, o la de Charlotte Perriand, diseñadora y arquitecta francesa clave en el modernismo, cuyo trabajo fue subestimado en favor de sus colegas masculinos como Le Corbusier. Ejemplos de este interés son los documentales Bombshell: The Hedy Lamarr Story (2017) y Charlotte Perriand, pionnière de l’art de vivre (2019).
Esta creciente sensibilidad también ha permeado en mi manera de entender mi aportación como creadora. El hecho de recuperar historias que han sido relegadas al margen me ayuda a conectar con preguntas profundamente actuales: ¿Qué narrativas seguimos priorizando y cuáles estamos dejando fuera? ¿Cómo podemos contribuir, desde el arte, a reconfigurar el imaginario colectivo y ofrecer perspectivas más inclusivas?
Mi experiencia con Alexina B. (Beca Leonardo 2020) marcó el inicio de este compromiso. Se inspiraba en la vida de Herculine/Abel Barbin, una persona intersexual que desafió las normas de su época. Su historia, plasmada en unas memorias de gran valor por ser las primeras que conocemos de una persona intersexual, no solo tiene una gran relevancia histórica, sino que también conecta con las luchas actuales por los derechos y la visibilización de las personas intersex.
Durante el proceso creativo, trabajé estrechamente con un equipo comprometido —la libretista Irène Gayraud y la directora de escena Marta Pazos— y tuve el privilegio de conocer a varias personas intersex y familiares (en su mayoría miembros de diversos colectivos como Kaleidos, GrApSIA o Caminar Intersex), cuyas vivencias no solo me ayudaron a definir psicológicamente a los personajes de nuestra ópera sino que transformaron mi forma de entender cuestiones como la identidad, el género o la pertenencia desde una perspectiva mucho más profunda. La creación de Alexina B. marcó un antes y un después en mi carrera, reforzando mi compromiso de utilizar los privilegios que me han venido dados y también los adquiridos para dar voz a quienes no están en la misma situación.
Con la ópera de cámara Scivias, (Beca Leonardo 2024) nos enfrentamos a un reto diferente. Hildegarda de Bingen (1098–1179) fue una mujer extraordinaria: abadesa, compositora, visionaria, científica, cuya notoriedad ha crecido significativamente en la última década. Su capacidad para trascender los límites de su época la convierte en una de las figuras más fascinantes de la Edad Media europea. Sus visiones, documentadas en obras como el Scivias (su primer libro de visiones), dieron forma a un corpus único que ha sido estudiado durante siglos por su profundidad simbólica y su influencia en el pensamiento religioso y cultural. Los ecos de su obra resuenan con fuerza también en nuestros días. En una era en la que vislumbramos escenarios apocalípticos debido al agotamiento de recursos y a grandes desastres medioambientales y humanos, su visión ecofeminista crea un espacio fundamental de reflexión sobre los desafíos actuales y nos invita a reconsiderar nuestra interacción con el mundo que nos rodea.
En este sentido, siento que la ópera del siglo XXI tiene la responsabilidad de trascender el mero ejercicio de preservación del patrimonio tradicional para convertirse en un espacio que refleje y cuestione las inquietudes de nuestro tiempo. Poco importa si las historias que narramos se inspiran en personajes históricos o en temas de rabiosa actualidad; lo esencial es abordarlas desde una mentalidad abierta e inclusiva, capaz de conectar con un público más amplio y diverso. Recuperar este tipo de figuras no es solo un acto de justicia hacia el pasado, sino una invitación a proyectar futuros más ricos, justos y diversos.