En 2017, treinta años después de su estreno y tras una ardua búsqueda, Noelia Rodiles encontró en la Universidad de Bloomington (Indiana) la Partita nº 4 para piano y orquesta del compositor avilesino, como la propia pianista, Julián Orbón (1925-1991) y quedó tan fascinada que decidió hacer todo lo posible para darla a conocer.

Este “Movimiento sinfónico” fue escrito por Orbón en 1985 y estrenado por la Dallas Symphony Orchestra bajo la dirección del maestro mexicano Eduardo Mata, de quien partió el encargo. Aunque tras su estreno fue interpretada por orquestas como la Frankfurt Radio Symphony, London Symphony o la Royal Concertgebouw, entre otras, y grabada en un disco hoy descatalogado, cayó en un olvido de 30 años que Rodiles rompió al estrenarla en México —la otra patria de Orbón— y posteriormente en España, junto a la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Desde entonces la ha interpretado con varias orquestas más.

La ocasión de reincorporarla de manera estable al acervo cultural surgió gracias a las Becas Leonardo en Investigación Científica y Creación Cultural, programa al que Rodiles propuso como proyecto grabar la Partita n.º 4 de Orbón junto con una obra de Manuel Martínez Burgos (1970) que ni siquiera se había estrenado: Cloches, concierto para piano y orquesta.  El resultado se publica hoy, bajo el título de Mysterium (Eudora Records), en una grabación con la Oviedo Filarmonía dirigida por Lucas Macías, con Noelia Rodiles como solista.

¿Por qué estas piezas en particular? “La Partita me parece una de las grandes obras para piano y orquesta del siglo XX”, recalca Rodiles en una entrevista en vídeo con la Fundación BBVA. “Está inspirada en el motete O magnum mysterium de Tomás Luis de Victoria y, partiendo de él, Orbón construye una obra muy rica en estilos, propia de un autor que nació en España, y que luego vivió en Cuba, México y Estados Unidos, países de cuyas músicas bebe. La Partita es una obra muy original, de una gran densidad, que parte de música renacentista española e incorpora la tradición latinoamericana, que se aprecia en los ritmos, en unas orquestaciones muy grandes o en el uso de los vientos; y en el piano, que a veces es solista, pero a veces es parte de la orquesta, con un empleo más concertante que en los conciertos para piano al uso”.

Cuando la pianista recibió la partitura de Cloches (campanas) detectó enseguida puntos de conexión con la Partita. “Por un lado, Cloches presenta también una sonoridad muy viva y una riqueza rítmica enorme. En otro plano, ambas obras tienen relación con Asturias, pues Orbón nació en Avilés y Martínez Burgos, aunque madrileño, está afincado en Oviedo, donde es catedrático de Composición. Y un aspecto muy interesante es cierta religiosidad que invade a ambas obras, pues la de Orbón está inspirada en un canto responsorial del tiempo de Navidad y Cloches en el sonido de las campanas de grandes iglesias europeas, entre ellas la campana Wamba de la catedral de Oviedo”.

Manuel Martínez Burgos es uno de los autores más laureados de su generación, con más de 20 reconocimientos nacionales e internacionales (entre ellos el Concurso Internacional de Composición Auditorio Nacional de Música-Fundación BBVA), y escribió Cloches en 2023 por encargo de las Jornadas de piano Luis G. Iberni de Oviedo. Fue estrenada en noviembre del mismo año por la Oviedo Filarmonía bajo la dirección de Lucas Macías y de la propia Rodiles como solista. En ella explora las posibilidades expresivas de las campanas como portadoras de mensajes a largas distancias y, a través del análisis espectral de diferentes campanas de toda Europa, propone un diálogo espiritual y mágico entre el piano y la orquesta.

La pianista pone de relieve el papel de la Beca Leonardo en el disco que hoy ve la luz: “Este tipo de proyectos ambiciosos son muchas veces inviables sin un respaldo como el de las Becas Leonardo, pues estamos hablando de una orquesta sinfónica, de dos obras de gran envergadura y un proyecto a largo plazo que empezó con el estudio de las piezas y cuyo desarrollo final implica a muchas personas”.