Videoinstalación realizada gracias a una Beca Leonardo en Artes Plásticas
Katherinne Fiedler estrena ‘Guardianes’ en el Museo de Arte Contemporáneo de Lima
Esta semana el Museo de Arte Contemporáneo de Lima acoge el estreno de Guardianes, una videoinstalación de Katherinne Fiedler filmada íntegramente en el Museo Nacional del Perú (MUNA) y que fue seleccionada como uno de los proyectos de las Becas Leonardo 2023 en el área de Artes Plásticas. La obra se exhibirá desde el 8 al 17 de noviembre de 2024.
6 noviembre, 2024
Guardianes es una videoinstalación de tres canales filmada íntegramente en el Museo Nacional del Perú (MUNA), construido junto al santuario arqueológico de Pachacámac. La obra invita a reflexionar acerca de las ambiciones y contradicciones que subyacen sobre la arquitectura del MUNA, que miraba al Perú del siglo XXI, celebrando así el bicentenario de su independencia, y que tras tres años de su inauguración en 2021 se encuentra aún prácticamente vacío, pues solo está en uso una parte en la que se celebran exposiciones temporales. De esta manera, y de ahí su título, la filmación lleva al espectador por un recorrido orgánico por las salas vacías del museo en el que perros callejeros parecen proteger el espacio.
La idea del proyecto surgió en la visita que Fiedler hizo al MUNA el mismo año de su inauguración. “El edificio es una maravilla arquitectónica que se inserta en una antigua cantera, de manera que se accede por la terraza y se va descendiendo, avanzando hacia lo profundo de la tierra”, detalla la autora. “El desierto del Valle del Lurín es un territorio de gran importancia histórica y arqueológica del Perú, pues ahí se ubica el Santuario Arqueológico de Pachacámac, un destino de peregrinación tradicional de la cultura andina. El asentamiento humano más cercano es Villa el Salvador, una zona de viviendas precarias que representa bien el flujo de migraciones, de personas buscando oportunidades, que históricamente ha marcado la zona; y la propia cantera en la que se sitúa el museo nos habla de actividad extractiva”, explica.
En aquella visita, mientras recorría “las salas expositivas vacías, que evocaban una extensión del paisaje desértico, me sorprendió la presencia de unos perros callejeros -provenientes probablemente de Villa el Salvador- en el interior del museo. Estos perros me siguieron y ladraron como si fueran guardianes del espacio, defendiendo ferozmente el lugar casi vacío. Esta imagen me resultó muy poderosa, conmovedora y simbólica. Estos animales al hacerse guardianes de un espacio destinado a la cultura y la preservación del patrimonio, evocan abandono, siendo una metáfora poderosa que nos hace cuestionar la relación del ser humano con su entorno y cómo las fronteras entre lo natural y lo cultural son cada vez más difusas, y cómo también dependen de las problemáticas sociales, políticas y culturales”, relata la artista.
El hecho de que el desierto en el que su ubica el MUNA haya servido como cantera de arena para la construcción en los desarrollos urbanísticos próximos, que han actuado a su vez como polo de atracción para importantes migraciones, permite a Fiedler evocar en la obra “la idea de promesa en el desierto” y asociarla a “las migraciones en busca de progreso en una paisaje aparentemente árido pero que contiene elementos de un pasado, presente y futuro que nos cuestiona. La relación simbólica que se establece entre los perros callejeros y las frágiles políticas de Estado peruano y de identidad nacional se potencia por la inmensidad y silencio de las salas vacías del MUNA”.