Para entender la importancia de Francesco Corselli (Piacenza, Italia, 1705 – Madrid, España, 1778) hay que considerar que “fue maestro de la Real Capilla de la corte española durante nada menos que cuatro décadas” y que “recibió el encargo de escribir música después del devastador incendio del Alcázar, en el que las llamas devoraron el archivo musical de la corte que allí se custodiaba”, explica Montaño. “Corselli toma la tradición italiana en la que se ha formado -y que era la música de mayor aceptación en todo el continente- y la mezcla con la imponente herencia española del Renacimiento”.

El proyecto inicial se centró en llevar a cabo la primera grabación de obras sacras en latín para alto solo de Corselli, pero la investigación emprendida con ese fin mostró la oportunidad de añadir otras piezas. “En primer lugar, la única obra instrumental que tiene Corselli, el Concertino a 4 en Re mayor; y esto me llevó a otra obra de un título muy parecido –Concertino a 4 stromenti in Sol Maggiore– de Giovanni Battista Sammartini, que presenta otros puntos de conexión con Corselli: además de contemporáneos, ambos son italianos y ambos son hijos de franceses. Incorporar esta obra de Sammartini y su Sinfonia in Sol Maggiore permite enmarcar la música de Corselli en un contexto europeo”. El disco se completa con el Concerto per 2 violini in Re minore, de Mauro D’Alay, que fue, con Corselli, maestro de música de los infantes.

Una de las peculiaridades del proyecto es que la investigación musicológica ha recaído en la misma persona que iba a capitanear la interpretación y grabación de las obras, pues José Antonio Montaño es director de orquesta y en 2016 fundó La Madrileña, orquesta con instrumentos de época con la que ha actuado en espacios tan representativos como el Teatro Real o el Auditorio Nacional de Música. “La ventaja de encargarme de la investigación musicológica y también de la interpretación musical, es que todo el proceso pasa por la misma cabeza desde el primer momento. Cuando emergen dudas o discordancias entre las distintas fuentes con las que se trabaja en el proceso musicológico, mi experiencia como intérprete me ofrece un punto de vista complementario que me ayuda a tomar decisiones más acertadas en un proceso básico como es la edición de una partitura. De esta manera, desde que arranca la investigación comienza también un proceso de toma de decisiones artísticas que se prolonga a lo largo de todo el estudio y que, todo hay que decirlo, dado que incluye numerosas partituras que estudias y luego descartas para conseguir que la selección final del disco sea lo más representativa posible, supone un esfuerzo titánico”.

Montaño está satisfecho no solo por la calidad del resultado final, sino porque de las seis obras de Corselli, cinco se graban por primera vez; y lo mismo ocurre con la de D’Alay y con una de las de Sammartini. “Ponemos a disposición del público música no conocida, de grandísima calidad y que está suscitando un interés creciente. No es solo que cada vez haya más gente interesada en la música antigua, sino que muchas personas están llegando a la música clásica desde la música antigua. El fenómeno alcanza también a las instituciones y el Teatro Real estrenó en febrero Achille in Sciro, una de las óperas de Corselli”.

“Entre las obras de Corselli presentadas en el disco dos son de los años 50 del siglo XVIII y el resto de los 70, lo que permite apreciar la transición del barroco al clasicismo: una música muy bella y muy significativa del momento, llena de espíritu y energía”, explica Montaño. Esa es la razón del título del disco: “Dixerunt es un término que aparece en una de las lamentaciones, pero nos parece que ilustra lo que hay detrás de este proyecto: descubrir lo que compositores de esta categoría dejaron dicho; también hay un dixerunt nuestro, porque eso que dijeron lo traducimos con nuestro estudio y nuestra interpretación para llevarlo al público de hoy: es un esfuerzo de recuperación musical que, sin duda, ha merecido la pena”.

Montaño usa la primera persona del plural para destacar la participación del contratenor Carlos Mena, director artístico del Coro de la Orquesta Sinfónica de Galicia y profesor de la Schola Cantorum Basiliensis. “A quien primero comuniqué la concesión de la Beca Leonardo fue a Carlos Mena, pues ha estado en su génesis a través de muchas conversaciones y ha sido nuestra primera oportunidad de trabajar juntos en un proyecto interpretativo que se completa con los diecisiete músicos de  la orquesta con instrumentos de época La Madrileña ”.