FIRMA INVITADA

El valor de apostar por la investigación de frontera en ingeniería

JOSÉ MIGUEL ADAM MARTÍNEZ

El investigador José Miguel Adam Martínez, catedrático del Instituto ICITECH (Instituto de Ciencia y Tecnología del Hormigón) de la Universitat Politècnica de València (UPV), reivindica en este artículo la importancia de apoyar la ciencia de frontera en el campo de la ingeniería, un área en la que normalmente se hace poca investigación básica. Desde su experiencia como receptor en 2017 de una Beca Leonardo en este área, otorgada para intentar diseñar edificios ultrarresistentes mediante un innovador sistema de construcción, Adam explica cómo el apoyo de la Fundación BBVA a su arriesgada propuesta actuó como catalizador para atraer más financiación y eventualmente lograr unos resultados de alto impacto internacional que llegaron hasta la portada de la revista Nature.

 

27 marzo, 2025

Perfil

José Miguel Adam Martínez

La investigación en el campo de la ingeniería suele ser de carácter más bien aplicado. A los ingenieros nos ha ido muy bien trabajando así, y hemos conseguido logros muy importantes con la implementación práctica de un buen número de desarrollos tecnológicos. Los ingenieros raramente trabajamos en ciencia básica o fundamental. Además, solemos orientar nuestra investigación a los retos sociales o industriales que en cada momento nos demandan. Por ello, un aspecto representativo de nuestra investigación es que solemos trabajar con objetivos y retos a corto y medio plazo.

Sin embargo, para poder romper paradigmas previamente establecidos o desarrollar tecnologías disruptivas, a veces es necesario disponer de una visión más global de la investigación, planteando objetivos científicos a más largo plazo. Esto que es habitual en otros campos, ocurre con menos frecuencia en la ingeniería.

En mi caso particular, investigo en el sector de la construcción. Este es un sector que, tradicionalmente, ha movido un porcentaje significativo del producto interior bruto a nivel global. Por ello, y aunque la construcción tiene una gran inercia al cambio, la implementación de una innovación suele tener un importante impacto económico. Quienes investigamos en este sector no solemos tomar tantos riesgos en nuestros proyectos como lo suelen hacer los investigadores de otros campos. La ciencia radical no es muy habitual, por no hablar de la ciencia fundamental, cuya representación es prácticamente marginal.

Investigar en la frontera del conocimiento es complicado. Implica un alto riesgo, mucha financiación y la capacidad para recuperarse tras un posible fracaso. Precisamente, la ingeniería de la construcción no es el campo más habitual en el que encontrar investigación de frontera. Sin embargo, mi Beca Leonardo la orienté a llevar a cabo investigación radical en este sector. Con esta ayuda quería comprender los mecanismos resistentes que tiene un edificio para evitar que un fallo se propague por efecto dominó, con el consiguiente derrumbe catastrófico. El planteamiento del proyecto era ciertamente arriesgado, ya que mi probeta de ensayos era un edificio a escala real, al cual sometía a diferentes escenarios de fallo. Si mis ensayos no hubieran salido de acuerdo con lo previsto, el proyecto habría sido un fracaso, ya que habría sido imposible disponer de más probetas.

Un impulso a la ciencia radical en el campo de la construcción

Con la Beca Leonardo pude abrir una línea de investigación en la frontera del conocimiento. Los ensayos de laboratorio sobre mi edificio-probeta tuvieron una gran repercusión nacional e internacional en el campo de la construcción. Ello llevó a que, al poco tiempo de acabar con mi beca, pudiera disfrutar de financiación del más alto nivel para continuar con el trabajo sobre propagación de fallos en edificios. En 2020 fui beneficiario de una ayuda Consolidator Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC por sus siglas en inglés) por un valor superior a los 2,5 millones de euros. Esta fue la primera vez que ese programa financiaba un proyecto en el campo de la construcción. Con esta ayuda he definido una nueva filosofía de diseño de edificios que evita derrumbes catastróficos, basada en aislar los posibles fallos que se puedan propagar al resto de la construcción. Esta filosofía de diseño la pude validar con ensayos sobre otro edificio real, al cual, de nuevo, sometía a diversos escenarios de fallo. La experiencia adquirida con los ensayos de la Beca Leonardo fue la clave para el éxito de estos más recientes.

Probablemente, una de las mayores satisfacciones que puede experimentar cualquier investigador es que su trabajo sea publicado en Nature, la revista científica por excelencia. Ocupar la portada de Nature pasaría a ser un sueño. Si la investigación en cuestión se lleva a cabo en el campo de la ingeniería, y más en concreto en el ámbito de la construcción, esto puede parecer un imposible. Pues bien, este imposible se convirtió en realidad a partir de la línea de investigación que abrí allá por el año 2017 a través de una Beca Leonardo.

El germen de mi trabajo actual viene de la Beca Leonardo del año 2017. La ciencia que planteaba era radical y de alto riesgo. Pero los resultados obtenidos están resultando de un alto impacto; no solo a nivel científico, sino a nivel práctico. Lo que empezó con una beca de 35.000 euros y un grupo de investigación de tres personas se ha transformado en disponer actualmente de más de 4 millones de euros para investigar, y un grupo de investigación formado por 16 personas de siete nacionalidades diferentes.

Afortunadamente, he experimentado de primera mano lo que es contar con financiación en una etapa intermedia de la carrera científica, mediante la cual poder hacer ciencia radical. Este tipo de ciencia puede llevar a un grupo de investigación a ocupar un lugar privilegiado a nivel internacional, así como actuar como catalizador para atraer talento humano y financiación del más alto nivel.

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