Manuel Busto convierte en ópera una obra emblemática de García Lorca
“En Bodas de sangre las voces flamencas solistas tienen el mismo peso que las líricas”
El proceso de crear una ópera es siempre fascinante, pero cuando se trata de llevar a este género Bodas de sangre, de Federico García Lorca, el reto adquiere nuevas proporciones. El compositor y director de orquesta Manuel Busto relata en esta entrevista los detalles de una aventura que ha sido posible gracias a una Beca Leonardo y donde confluyen lírica y flamenco.
28 noviembre, 2024
Pregunta. – ¿Cómo surgió la idea de llevar Bodas de sangre a la ópera?
Respuesta. – La idea seminal se remonta a cuando comencé a trabajar como director asistente en óperas de repertorio, especialmente italianas, una etapa en la que, además, empecé a conocer en mayor profundidad tanto las obras de García Lorca como el flamenco, a través de la experimentación personal y la investigación. Las circunstancias que impuso el Covid en 2020 transformaron esta inquietud personal en un proyecto que presenté a la Becas Leonardo. Ha sido la primera vez en mi vida que trabajaba bajo este prisma, ya que, por suerte, siempre venía trabajando por encargos. Pero lo cierto es que el Covid me dio el tiempo para profundizar en una propuesta muy compleja y de gran envergadura que materializó el trabajo de muchos años de estudio, investigación y experimentación para llevar a cabo esta obra. Desde el principio, además, tuve la intención de que Bodas de sangre no fuera un punto de llegada, sino de partida. Y posteriormente he podido comprobar que así ha sido.
P.- ¿Qué tipo de pieza es desde el punto de vista de plantilla?
R.- Se trata de una obra de gran formato, con gran orquesta sinfónica que incluye una extensa percusión, un percusionista flamenco y un guitarrista. Sobre el escenario la gran novedad es la utilización de voces flamencas solistas con el mismo peso protagonista que las voces líricas, así como una bailaora solista y un ballet flamenco que tiene la peculiaridad de que toda su dimensión sonora está sujeta a la pluma del compositor, es decir, que tanto pies como otro tipo de sonidos están escritos.
P.- Compositor, director y poeta, clásica y contemporánea, danza y flamenco, ópera, cine y literatura… Pareces no rehuir ningún ámbito…
R.- Gracias a mis primeros y principales maestros, Norman Milanés y Alfonso Romero-Ramírez, he adquirido los principios técnicos y la capacidad de adaptación y desarrollo para entrar como director y compositor en mundos muy dispares como son la lírica, el sinfónico, la danza clásica, española o contemporánea, y el flamenco. También esto me ha permitido, desde una visión inicialmente musical, adentrarme en la poesía o ser solicitado en el mundo del cine, y lo cierto es que soy el primer sorprendido por este recorrido tan diverso.
Por todo ello, en mi currículum confluyen instituciones u obras que pueden parecer lejanas, como la Taiwan National Opera House o la National Taiwan Symphony Orchestra con Rafael Riqueni y la Bienal de Flamenco de Sevilla; La Traviata de Verdi y El amor brujo de Falla; la orquesta I Pomeriggi Musicali di Milano y el Ballet Nacional de España; o ciudades tan alejadas como Londres, Bolonia y Utrera, Ámsterdam y El Jau, Bogotá y Jerez…
Como muestra de esta disparidad, no olvidaré nunca el año 2022 con el Teatro de la Maestranza y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, en el que —también a consecuencia de los ajustes de fechas provocados por el Covid— dirigí La Traviata de Verdi, dirigí al Ballet Nacional de España con La Bella Otero (con coreografía y dirección de Rubén Olmo cuya música también firmé como compositor), estrené un encargo de ópera de cámara del Teatro de la Maestranza y el Lope de Vega titulado La Mujer Tigre, e interpreté como director invitado en la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla el Miserere de Eslava en la Catedral de Sevilla.
P.- ¿Qué ventajas y qué dificultades presenta el texto de Lorca en la tarea de construir una ópera?
R.- La dificultad y la ventaja es la misma. Es un grandísimo texto, pero un texto que debo hacer propio y llevarlo al terreno de la ópera actual en cuanto la discursividad músico-teatral, ya que como espectáculo destinado al gran público debe funcionar para que la esencia de la propia obra conecte con las personas, y por ende con la sociedad. Esto ha requerido cierta reestructuración de la obra original de Lorca, así como la utilización de otros textos lorquianos, y por supuesto la supresión de mucha y magnífica literatura presente en la obra en favor de la discursividad operística.
P.- Eres conocido por el carácter interdisciplinar de tu trabajo. ¿En qué se traduce este concepto en Bodas de sangre y cómo potencia la experiencia del público?
R.- En cierta transversalidad estética que tiene como resultado un lenguaje propio. Este lenguaje acoge la lírica, la tradición operística y las técnicas contemporáneas tanto en instrumentos tradicionales de la orquesta como en otros que no son usuales. A eso hay que sumar el cante, toque y baile, tres disciplinas del flamenco más primitivo que aquí forman parte de un mundo indisoluble junto a la lírica en su dimensión solística o coral. El último componente es la teatralidad propia expresada en el libreto, que en muchas ocasiones posee un marcado carácter poético.
P.- ¿Cómo es Bodas de sangre desde el punto de vista musical? ¿Qué exige de los intérpretes?
R.- Es una obra que bajo un ritmo operístico, se sirve de la fuerza emocional propia de códigos flamencos, todo ello potenciado por el uso en su justa medida —según lo ha requerido la propia obra— de técnicas actuales. Por ello, para los artistas provenientes de la lírica, aun hablando su propio idioma, lo harán nadando en un océano diferente, y lo mismo con los intérpretes flamencos. Cada uno de ellos pondrá lo mejor de sus características, pero la propia exigencia vendrá de esa retroalimentación en terrenos y mundo ajenos en su repertorio clásico.
P.- ¿Hay algún rasgo de la obra que te parezca particularmente destacable?
R.- La unidad. La gran dificultad ha sido hacer discurrir la obra como un todo, sin perder la cohesión pero potenciando la frescura de estos elementos tan alejados. Como en la propia obra de Lorca, donde la realidad y la mitología lorquiana se hacen uno con total naturalidad, aquí la palabra cantada a través de la impostación de la voz, desgarrada en su jondura, declamada por su fuerza expresiva, o delineada en movimientos a través de la danza se diluyen en un todo indisoluble.
P.- ¿Cómo se influyen mutuamente sus facetas de compositor y director, en particular a la hora de acometer una nueva partitura?
R.- La dirección de orquesta te permite estar constantemente experimentando con fantásticos cantantes líricos o bailarines, grandes directores de escena o coreógrafos, obras maravillosas y orquestas de primer nivel; en suma, te proporciona contacto directo con el medio para el que deseas crear, y un conocimiento profundo para sacarle el máximo partido, siendo lo más eficiente posible en tus exigencias y evitando los muros que pueda haber entre la idea del creador y el público. A la inversa ocurre igual, en el sentido de entender de primera mano y posiblemente de forma más clara las premisas de cualquier compositor al que dirijo, ya que la propia interpretación conlleva tomar decisiones que siempre van sujetas por parte de los directores a poner en valor la idea del compositor con el alcance más amplio posible.
P.- ¿Cómo se inserta esta obra en tu trayectoria?
R.- Su impacto se puede valorar desde dos puntos de vista: en mi propia creación y la repercusión en mi carrera como resultado del estreno. Con respecto al estreno, aún no se ha producido. Estamos trabajando en ello con enorme ilusión, pero aún no puedo adelantar nada por confidencialidad. Pero sí está teniendo ya un papel en mi propia creación: como preví, Bodas de sangre ha sido un punto de partida que está dando sus frutos en obras sinfónicas ya estrenadas o en nuevas creaciones operísticas en las que estoy trabajando, e incluso en encargos para la danza donde veo su influencia al desarrollar de manera diferente planteamientos que nacieron con esta ópera.
P.- ¿Qué ha supuesto la Beca Leonardo para este proyecto?
R.- Ha supuesto todo para la realización de este sueño creativo. No solo esta ópera, sino gran parte de mi recorrido posterior como compositor creo que no se hubieran dado. También ha propiciado una cierta difusión, e incluso acreditación de valor sobre mi trabajo que ha tenido ramificaciones en otros proyectos de mi carrera. Sin duda, estaré eternamente agradecido a la Beca Leonardo.