Forma parte de la exposición que el Centre del Carme dedica a Llorenç Barber, pionero del arte sonoro

Así es B71, un instrumento creado por Eduardo Balanza gracias a una Beca Leonardo que traduce datos meteorológicos a sonidos

B71 es un instrumento interactivo diseñado por Eduardo Balanza gracias a una Beca Leonardo en Artes Plásticas y Arte Digital. Capaz de producir música manualmente o a partir de datos meteorológicos, es uno de los protagonistas de la exposición que Centre del Carme (Valencia) dedica al pionero del arte sonoro Llorenç Barber y que se puede visitar hasta el 24 de marzo.

11 marzo, 2024

Perfil

Eduardo Balanza

Con la Beca Leonardo, Eduardo Balanza se propuso crear, tomando como referencia el órgano barroco, un instrumento que genere sonidos producidos por altavoces vibradores conectados a planchas, capaz de mezclar conceptualmente música clásica y contemporánea, ser tocado por personas que no sean músicos y con la posibilidad de conectarse a datos procedentes de satélites meteorológicos para traducirlos a sonidos. El resultado es B71, un instrumento que, explica el propio Balanza, “trabaja electroacústicamente combinando sonidos producidos por vibración sobre planchas con otros creados digitalmente con el secuenciador de audio y midi Ableton. La máquina posee un juego de planchas de diferentes grosores y materiales -aluminio, acero o chapa- sobre los que hay atornillados altavoces de contacto-vibradores que transmiten el sonido directamente haciéndolas vibrar. La mezcla de frecuencias digitales y electroacústicas produce su característico sonido final”.

En modo manual, como cualquier sintetizador o piano, se puede tocar directamente desde el teclado eléctrico, mezclando tonos, atmósferas, ritmos y secuencias. Pero, además, “el organismo, como me gusta llamarlo, es capaz de sintetizar y mezclar datos e interpretarlos creando música por sí mismo. Se conecta a través de una herramienta especialmente diseñada y programada para captar datos meteorológicos y traducirlos, vía MIDI, a sonidos que nosotros previamente le asignamos. Es una máquina poderosa, capaz de mezclar casi cualquier fuente sonora, incluida la radio convencional o la voz humana”, añade Balanza.

Paisajes sonoros a partir de la climatología

En esta modalidad “funciona, metafóricamente, sustituyendo el aire que normalmente se emite por los tubos de un órgano convencional, por el sonido obtenido a partir de datos extraídos de la atmósfera combinando valores que se pueden modificar en longitud y orden como la presión, la humedad, el viento, la temperatura, el rocío…Se conecta a través de webs de datos meteorológicos geolocalizados y traduce siete valores atmosféricos a siete notas, creando composiciones de libre improvisación. Las notas pueden cambiar, solaparse, o producir secuencias sobre sí mismas, creando así capas de armónicos sobre melodías muy precisas”. Este diplomado en Medios Audiovisuales y formado en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de La Habana y en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York, señala que el B71 ha generado ya música con los ecosistemas más variados: “desde Noruega hasta las selvas de Borneo, pasado por la ciudad de Madrid o el campo de Cartagena”. Aun reconociendo la dificultad “de traducir sonidos a palabras”, Balanza señala que en estos paisajes sonoros “lo más destacable es la diferencia entre el norte y los trópicos, sobre todo en el ritmo. Las tonalidades son de algún modo similares pero la intensidad y el ritmo oscilan, hay picos muy diferentes”.

La versatilidad de B71, que tiende puentes entre la música, el arte sonoro y la ciencia, posibilita que hayan trabajado con él “organistas profesionales como Marina López; Emilio Cortés, biólogo, músico y director del Acuario de la Universidad de Murcia; Roció Guzmán, una cantante de flamenco radicalmente contemporánea; o el inclasificable compositor y lutier Raúl Frutos, de la banda Crudo Pimento”.

Balanza cuenta incluso con una incipiente experiencia en componer para el B71. “Creé una composición para el artista noruego Arnt C. Teigen, que necesitaba un tipo de sonido muy concreto para desarrollar sobre él una propuesta dramatúrgica compuesta de voces y textos. Creamos ese fondo sonoro geolocalizándolo en su propia ciudad, Skien, y el resultado fue muy satisfactorio. Además, en colaboración con el artista sonoro Pedro Guirao, hemos escrito también, para dar conciertos, una suite en tres movimientos; y en la actualidad estamos trabajando en la composición final de la Sinfonía del Sistema Fluvial”.

En la retrospectiva de Llorenç Barber, pionero del arte sonoro

Balanza y el B71 han sido seleccionados para formar parte de la exposición “Llorenç Barber. La construcción de un nosotros múltiple”, que el Centre del Carme de Cultura Contemporània, en Valencia, acoge hasta el próximo 24 de marzo. Muestra las propuestas sonoras e intervenciones en el espacio público del compositor, artista y teórico Llorenç Barber (Aielo de Malferit, Valencia, 1948), pionero del arte sonoro cuyos conciertos de ciudad con campanas han sido realizados en más de 150 urbes del mundo y han servido como marco sonoro de clausura para tres capitales culturales (Lisboa, Copenhague y Estocolmo), bienales de arte (Japón, Francia, Tailandia y Brasil) y como inauguración de cumbres internacionales (Salamanca y Roma).

Durante la apertura de la exposición tuvo lugar una promenade sonora en la que participaron el propio Llorenç Barber, Eduardo Balanza -acompañado de Pedro Guirao- y un nutrido grupo de artistas entre los que figuran Bartolomé Ferrando, Fuencisla Francés, Amores Grup de Percussió o David Zink Yi. Para esta ocasión, Balanza y Guirao improvisaron “un concierto a varias manos, alternando diferentes perfiles o sistemas de sonidos del instrumento. La máquina está equipada con sistemas o conjuntos de timbres variados, como lo harías en un órgano profesional, así que escogimos un registro y desarrollamos una pieza valiéndonos de ese juego de sonidos”.

La Beca Leonardo, un catalizador imprescindible

Eduardo Balanza señala que la Beca Leonardo “catalizó un campo de ideas abstractas, de otras investigaciones que estaban en la órbita del diseño de máquinas sonoras. Tal vez a otros artistas les sirva para dar continuidad a su trabajo, pero para mí supuso una reorientación de lo que había intentado materializar desde años atrás, un genuino salto adelante. La Beca Leonardo me ha permitido avanzar muchísimo en mi carrera: poner en marcha un equipo, investigar y crear un instrumento nuevo capaz de trabajar entre lo analógico y digital. Con el apoyo de la Beca desarrollé no sólo el instrumento, sino también un conjunto de colaboraciones imprescindibles para poder llevar a cabo el proyecto completo. La Beca abrió un camino de investigación que aún no ha concluido, pues en 2024 vamos a duplicar la programación del instrumento y replicar una versión más versátil, también modular”.