El humor como elemento narrativo, para que funcione, no puede ser impostado. Es algo innato en algunos escritores; forma parte de su forma de entender la vida y, por extensión, de su forma de crear. La broma, la distorsión, la exageración que provoca a veces una sonrisa siempre encierra grandes verdades.
Pero el humor es también un terreno arriesgado para el creador. Por un lado está la cuestión de los límites, porque el riesgo de molestar siempre existe, pero está también la dificultad de lograr la complicidad del lector. Porque mientras que el drama es universal, el humor se nutre de referentes locales y cultures comunes.
Juan Aparicio Belmonte y Rodrigo Muñoz Avia son dos autores que manejan el humor no como género sino como parte de su identidad creadora. Sin ánimo de caer en la solemnidad, y siempre alejados del chiste fácil, ambos dialogan sobre estos y otros aspectos del uso del humor en la creación literaria.
RECOMENDACIONES
- Pensilvania, de Juan Aparicio Belmonte
- Un momento de descanso, de Antonio Orejudo
- Maridos y mujeres, de Woody Allen
- To be or not to be, de Ernst Lubitsch
- La tienda de la felicidad, de Rodrigo Muñoz Avia
- Los Netanyahus, de Joshua Cohen
- Los papeles póstumos del Club Picwwick, de Charles Dickens