BIOGRAFÍA
Pau Carazo Ferrandis (Valencia, 1979) se doctoró en Biología por la Universidad de Valencia. Tras dos estancias en la Universidad de Macquarie (Sídney, Australia) y en la de Oxford (Reino Unido), en 2015 se incorporó al Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia, donde ahora es profesor titular. Su trayectoria incluye más de treinta publicaciones en revistas como Nature, Nature Ecology & Evolution, Ecology Letters o PNAS, y desde 2015 el grupo que lidera ha conseguido tres proyectos del Plan Nacional de Investigación. En la actualidad, su trabajo se centra en el estudio de los factores que modulan la selección sexual.
PROYECTO
La finalidad de este proyecto consiste en poner a prueba la idea de que el calentamiento global –uno de los problemas más importantes que afectan a la biodiversidad– puede modular la evolución por selección sexual, lo que podría tener un impacto insospechado en la extinción de las poblaciones animales. La selección sexual no solo es un proceso clave para entender cómo evolucionan los organismos, es además un factor determinante para la viabilidad de las especies, ya que permite a las poblaciones sobrevivir mejor y adaptarse más rápido a cambios en el ambiente. Para llevarlo a cabo, se combinará el estudio de poblaciones naturales con experimentos de comportamiento y estudios de genómica en la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster), una especie modelo en biología. En definitiva, este proyecto busca dar un salto en el conocimiento sobre uno de los procesos clave en la generación y mantenimiento de la biodiversidad.
RESULTADOS
Un equipo de investigadores, dirigido por Pau Carazo junto con los investigadores Roberto García-Roa (autor principal del trabajo) y Valeria Chirinos, de la Universidad de Valencia, ha demostrado que los efectos de la temperatura ambiental sobre el conflicto sexual -fenómeno en el que los intereses evolutivos de un sexo no coinciden con el del otro y la hembra resulta dañada- pueden ser claves para entender la viabilidad de las poblaciones naturales, particularmente en el contexto actual de calentamiento global. En concreto, han estudiado cómo afecta la temperatura a ese conflicto sexual en el caso de la mosca del vinagre: cuando se modifica la temperatura óptima para la especie –que es de 25º C–, tanto aumentándola como disminuyéndola, el conflicto sexual se reduce en un 23%, señala el investigador. El trabajo se ha publicado en la revista Functional Ecology.